Saldos de la Eurocopa
La Euro 2020 recién terminó, y son varias las razones
por las que me parece esta edición permanecerá en la memoria de los aficionados
al futbol en los años por venir. Enlisto
las que considero más relevantes:
- La
mejor Euro del siglo XXI. La calidad del
juego desplegado por la mayoría de los equipos es verdaderamente
destacado. Desde los favoritos como Francia,
Alemania o Bélgica, hasta cuadros más bien emergentes como Dinamarca, Ucrania o
la República Checa. Vaya que hasta Italia, símbolo
del catenaccio, tuvo lapsos de jogo bonito.
- El
campeón inesperado. Es
sumamente interesante ver las recurrentes resurrecciones de Italia. En 1982 y 2006 ganaron la Copa del Mundo
apenas después de salir a la luz sendos fraudes deportivos en la Serie A. Hace tres años fueron eliminados penosamente
del mundial de Rusia y ahora están celebrando su merecidísimo triunfo en la
Eurocopa. Lo hicieron además, sin contar
con grandes figuras en su plantel: sus jugadores más destacados son de corte más bien defensivo: su portero
Donnarumma y sus muy veteranos defensores centrales, Chiellini y Bonucci.
- La
Euro de “la nueva realidad”. Jamás
olvidaremos que esta edición de la Eurocopa se canceló en 2020, debido a la terrible
pandemia. Haberla jugado, aunque fuera
un año después y con tribunas a medio ocupar, ha sido un bálsamo para los que
hemos visto cambiar el rumbo de nuestras vidas en los últimos meses.
- El
desplome de la TV: Se acabaron los veranos de mi infancia en los que era
posible ver todos los partidos de los torneos de futbol internacional sin mayor
complicación que prender la TV. En México, esta Euro sólo tuvo 10 partidos con transmisión por televisión abierta, así que hubo que recurrir al streaming (desde Roja Directa hasta las transmisiones de Los Expulsados), a los resúmenes por
internet, y mucha crónica escrita (destaco las de Editorial
Puskas).
En conclusión, me parece que la Eurocopa estuvo por
encima de lo que se habría podido esperar dadas las adversas circunstancias que
la rodearon. Me parece también, que
cumplió con su objetivo de ser un bálsamo que nos distrae temporalmente
de la realidad y nos renueva el niño que nunca dejamos de ser: el niño que concebía
que el mundo cabía en una “cascarita callejera”.
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