Mi voto 2012

Cuando niño, la secrecía del voto me parecía en dos sentidos: nadie podía obligar a los ciudadanos a votar por tal o cual partido (en esos años, se tenía un partido político como quien le va a un equipo de futbol), pero tampoco nadie debía externar públicamente el sentido de su sufragio.

Tiene valor que los ciudadanos podamos externar el color que le daremos a nuestros votos el próximo 1 de Julio y expongamos las razones por las cuales elegimos a determinado partido o candidato, y tiene aún más valor que expongamos porque no votaremos por los otros tres candidatos.  En ésta adolescente democracia mexicana las elecciones presidenciales se han definido por una especie de anti voto: el voto contra la continuidad del PRI en 2000 y el voto contra Andrés Manuel López Obrador en 2006.

¿Por quién votar?  ¿Por quién no hacerlo?  Son las dos preguntas que personalmente responderé en las siguientes líneas.


Gabriel Quadri (Panal).  Es el candidato del diablo, la maestra Elba Esther Gordillo, la cual no se ha hartado de manipular a los profesores y al sistema educativo nacional mismo por medio del sindicato de maestros.  Quadri parece tener ideas verdaderamente liberales y en ciertos temas, como en lo relacionado a una política pública cultural, estuvo muy por encima del resto pero me cuesta trabajo no verlo como un muñeco de ventrílocuo sentado en el regazo de La Maestra, lo cual no sólo es decepcionante sino incluso asqueroso.  Votar por Quadri no es tampoco una suerte de desperdicio del sufragio, ya que el problema no es sólo que no tiene oportunidades de ganar (como Cecilia Soto en 1994, Gilberto Rincón Gallardo en el 2000 o Patricia Mercado en el 2006), sino que un voto por el candidato Quadri es un voto para seguir perpetuando a La Maestra y por ende, al maligno sistema educativo que fomenta la mediocridad de docentes y educandos y que es una barrera gigantesca para el despegue de México en el mundo.  No votaré por él.


Andrés Manuel López Obrador (PRD).  Se concibe él mismo como el ungido, el candidato inmaculado que ha sido elegido para terminar con todos los problemas del país.  Sus credenciales son cuestionables: fue priista, mutó a perredista y siendo él Presidente nacional del PRD, fue que ese partido comenzó a ganar gubernaturas (entre ellas la recién estrenada jefatura de gobierno de la Ciudad de México) y a ser contemplado como una opción para miles de mexicanos.  


Él mismo gobernó la capital del país de 2000 a 2006, convirtiéndose en la persona más influyente de México, tan sólo por debajo del entónces Presidente Fox, aunque sus resultados fueron más bien negativos: la capital se convirtió en la ciudad más peligrosa del país, la corrupción floreció, se construyó un segundo piso en el Periférico bajo la mayor de las opacidades (todavía no se puede accesar la información relacionada a ésta obra pública debido a que AMLO se sacó de la manga un artilugio legal para ocultarla por varios años).  


Como muestra de su "austeridad republicana", él se hacía transportar en un automóvil Tsuru, aunque su chofer ganaba lo mismo que costaba la versión austera de ese coche (¡80 mil pesos al mes!).  El resto ya es conocido: perdió la elección presidencial en 2006, desconoció los resultados de dicha elección por un supuesto fraude (fraude que no comprobó y que además, según él, sólo aplicó para la elección presidencial ya que jamás puso argumentó que los diputados, senadores, y gobernadores de su partido hayan ganado posiciones en elecciones fraudulentas).   


Se declara enemigo público de Carlos Salinas de Gortari (el "judás" favorito de medio país), pero tiene entre sus allegados a algunos de los más destacados salinistas: Manuel Camacho Solís, Manuel Barttlet y el mismísimo Marcelo Ebrard... Este señor se siente un "iluminado". Descalifica todo lo que no concuerda con su mundo paralelo, con su realidad bizarra. "Si la realidad no concuerda conmigo ¡peor para la realidad!". Se siente capaz de multiplicar panes y pescados solo con "el poder" de su honestidad inmaculada y su austeridad personal... Los ideales que lo mueven son indiscutibles, pero su obstinación, el concepto de infalibilidad que tiene de si mismo, su intolerancia para los que lo cuestionan o para los que sugieren medios menos utópicos para llevar al país a un mejor puerto así como su sesgada, estrecha y limitada concepción del mundo lo convierten en un peligro para México.  No sólo no le daré mi voto a él, sino que estoy seguro que es la peor de las opciones.

Enrique Peña Nieto (PRI).  Si Quadri es el candidato del diablo, el partido del diablo es el PRI y el principal problema de EPN es deslindarze de él, convencer a los electores que él representa a una nueva generación de políticos.  

La intriga rodea al candidato Peña Nieto: sus romances, la muerte de su primera esposa, su supuesto arreglo con Televisa para allanarle el camino a Los Pinos, su relación con su padrino político, Arturo Montiel (acusado de enriquecimiento ilícito) así como con el ex Presidente Carlos Salinas.  Peña Nieto es el candidato puntero, pero también el que más ha sido atacado (sobre todo en las redes sociales).  Fue burla del país después de su accidentada entrevista en la FIL de Guadalajara, en la que no pudo citar tres libros que lo hayan marcado; se le menosprecia por no ser un hombre de ideas, aunque ningún candidato lo es.  

Seguramente él será el próximo Presidente de México, y aún cuando detrás suyo está el partido al que más se le relaciona con la corrupción endémica del país (aunque los gobiernos del PAN y del PRD han resultado estar a la altura de las corruptelas del partido al que históricamente criticaron), México está ya en el siglo XXI.  Peña Nieto no tendrá el margen de maniobra que sus antecesores priistas tuvieron hasta 1997 por lo que ni será el conductor del "carro completo", ni podrá ocultarse tan fácilmente del escrutinio público para hacer y deshacer a su antojo.  

Creo verdaderamente que el candidato del PRI puede hacer un gran papel como Presidente, si decide gobernar de cara a la ciudadanía y no para los intereses de su partido.  Muchos de los problemas que hoy padecemos en México son consecuencia de la estructura y del sistema que los gobiernos del PRI crearon y desarrollaron: nadie mejor que ellos para saber como funciona el sistema y como extirpar sus tumores de raíz.  

En cierta forma, Enrique Peña Nieto guardará un paralelismo con Vicente Fox: éste tuvo todo el apoyo y la autoridad moral dentro y fuera del país para hacer cambios de fondo, pero desconocía el tamaño del ogro y no pudo o no supo como llevar a México a otros niveles.  EPN, aún cuando ganará en una elección democrática y limpia, no tendrá tanto apoyo como Fox para promover reformas de grandes dimensiones (ahí están las protestas y el movimiento #YoSoy132 para recordarle que los tiempos del tlatoani incuestionable se quedaron en el siglo pasado), pero él y sobre todo su gente, conoce las entrañas del ogro y saber donde aplicar quimioterapias, donde el tejido está completamente muerto y es mejor amputar, y donde solamente aplicar maquillaje y hacer que la cosa luzca bonita.  

No votaré tampoco por él; de joven me prometí no votar jamás por el PRI, y aunque creo que tarde o temprano lo haré, no saqué al PRI de los Pinos (en 2000, al votar por Fox), para arrepentirme apenas dos sexenios después.

Josefina Vázquez Mota (PAN).  No haré un falso suspenso.  Mi voto será por la candidata del PAN, y aunque no me convenció durante la campaña, consideró que es la opción menos mala de las cuatro.  Los gobiernos del PAN han mantenido la estabilidad financiera del país como nunca antes (mi hermano el menor, por ejemplo, no conoce lo que es una devaluación de alto impacto, las cuales eran recurrentes durante el Priato).  

JVM ganó su candidatura en un proceso interno limpio: en el PRI ese proceso no existió, y en el PRD se impusó AMLO tras una encuesta cuyos resultados nunca se dieron a conocer a detalle.  No son perfectos los gobiernos de Acción Nacional (en algunos estados, como en Jalisco, más bien tienden a la repugnancia), pero México tienen finanzas estables y ha capoteado la hecatombe económica mundial (la más severa en los últimos 80 años) mejor que la mayoría de los países de Europa y que los Estados Unidos.  

Hay libertad de expresión (¡impensable hace treinta o cuarenta años!) y algunos de los grandes lastres que tenemos como Nación han sido superados (la ineficiencia monumental de Luz y Fuerza del Centro, el régimen de pensiones del ISSSTE).  Josefina Vázquez Mota no es la candidata perfecta ni la opción más calificada, pero sigue siendo una opción diferente ante el populismo de AMLO y el desprestigio acumulado de EPN y su partido.

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