Decisiones difíciles: el libro de Felipe Calderón

 ¡Y juntos, o por separado, nos la pelan a los mexicanos!

Le regalé Decisiones difíciles a mi papá el pasado junio, cuando su cumpleaños y el día del padre se juntan.  "Está buenísimo el libro, hijo", me dijo en una de las múltiples conversaciones telefónicas que hemos tenido a raíz de la cuarentena.  Es poco común que mi papá elogie alguno de los libros que le he regalado o prestado, por lo que me intrigó su opinión que creo, asomaba incluso algo de entusiasmo.  

El libro es mayormente el compendio de los puntos más transcendentales del sexenio de Felipe Calderón como Presidente de México (2006-2012), y en los cuáles, se tuvieron que tomar decisiones complejas que impactaban la vida de millones de mexicanos.  Los primeros capítulos no tratan de su sexenio, sino de la formación profesional de Calderón, y su participación en el sector público como militante del Partido Acción Nacional (PAN), candidato, legislador, y funcionario público.  Éstos capítulos son verdaderamente fascinantes ya que permiten al lector contemplar, prácticamente "en primera fila", la historia política reciente de México y de cómo en unas pocas décadas, transitamos hacia la democracia electoral todavía vigente al día de hoy y que es prácticamente el único vehículo ciudadano para premiar o castigar el desempeño de los gobiernos.

Dentro de los capítulos que tienen que ver con las decisiones de gobierno de Calderón presidente, hay unos que son terriblemente actuales: el de la pandemia de la influenza AH1N1 (cuyo origen fue precisamente en México), la crisis económica de 2008-2009, y el de la inseguridad pública (Calderón se refiere a ésta como su "tarea inconclusa"). "Elige bien a tus enemigos, porque terminarás pareciéndote a ellos", me parece que escuché alguna vez, y ésto aplica perfecto para el actual Presidente López Obrador: es tal su animadversión por Felipe Calderón, que los paralelismos entre las situaciones que sus gobiernos han tenido que enfrentar son casi de no creerse.   

Leer éstos capítulos permite caer en cuenta de lo complejo de las situaciones que un jefe de estado tiene que manejar y en particular, los elementos que tomó en cuenta Felipe Calderón para decantarse por sus decisiones.  Ya en alguna publicación anterior, manifesté mi preocupación por el desprecio que tiene el Presidente López Obrador por el conocimiento técnico y la formación profesional; en el caso del proceso de toma de decisiones que describe Calderón en su libro, me queda bien clara la idea que entre mayores credenciales académicas y profesionales tenga un equipo de trabajo, mayores probabilidades de éxito tendrán las decisiones emanadas de éste, ya que los problemas se analizarán de una manera integral (la respuesta ante un desastre natural por ejemplo, requiere coordinación entre las secretarías de Hacienda, Desarrollo Social, Salud, Defensa... además de los órdenes locales de gobierno).  Gobernar está lejos de ser un acto de barrer escaleras "de arriba para abajo"... 

Recomiendo éste libro sin importar filias ni fobias ideológicas.  Asomarse a la vida pública del México reciente a través de los ojos de Felipe Calderón es hacerlo desde una trinchera donde la acción realmente ocurrió y que permite poner en perspectiva los aciertos y yerros de su sexenio... e irremediablemente los del sexenio actual también.  

El libro permite también, vislumbrar esperanza en el nublado cielo que está sobre México hoy día: con la voluntad política de los gobiernos (todos los órdenes), un plan de acción robusto y bien diseñado, y la participación de los buenos ciudadanos, es posible llevar a México a buen puerto.  Ésto último es verdaderamente clave y complejo de lograr: que la decepción se convierta en paticipación... 

Posdata.  La cita que abre éste texto es del capítulo que habla de las relaciones exteriores durante el sexenio calderonista.  Calderón describe como en una comida protoclaria entre jefes de estado ocurrida en México por motivo de alguna cumbre, los presidentes de Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva) y Venezuela (Hugo Chávez), fanfarroneaban respecto a comprar unos helícópteros militares franceses para sus respectivos ejércitos y juntos "invadir México".  Felipe Calderón y otros presidentes, que estaban en la misma mesa, escucharon lo anterior; los ojos de los comensales se postraron en el mandatario mexicano, que sólo atinó a decir: "¡Y juntos, o por separado, nos la pelan a los mexicanos!".  

Diplomacia en estado puro...

Comments

Diego Carrillo said…
Sin duda Felipe Calderón no fue un Presidente de mano blanda, tuvo pros y contras, sin embargo su agresiva política en seguridad generó muchas violaciones graves a los derechos humanos que hoy siguen sin resolverse. Buena reseña tendré que leer el libro.

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