El Tercer Reich, de Roberto Bolaño


Roberto Bolaño (1953-2003) es uno de los escritores a los que más culto le rinde su propio gremio en la actualidad. El Tercer Reich es uno de los libros póstumos que se han publicado de él y me parece que está a la altura de su celebridad, a la altura de su leyenda.

 
Originalmente creí que El Tercer Reich sería un libro cuya trama ocurre paralelamente a la Segunda Guerra Mundial, o quizás al estilo de Amphitryon de Ignacio Padilla. No es así, sino que es la historia de Udo, experto jugador alemán de un "deporte" de tablero llamado El Tercer Reich.  Bolaño narra las vacaciones de Udo y su pareja en un hotel español en el que él solía pasar los veranos cuando niño; ahí conocen a otra pareja de alemanes y se pasan los días entre borracheras, tertulias en los cafés del pueblo y el afán de Udo por escribir un ensayo en el que hasta el escenario más adverso al que se pueda enfrentar un jugador de Tercer Reich, pueda ser superado.

 
La primera mitad del libro es poco emocionante pero rica en detalles que se agradecen: nos permite conocer a Udo en cuanto a sus patologías, manías, frustraciones y anhelos. Un perfil interesante se bosqueja del protagonista de la novela, a pesar que no guarda mucho en común con los lectores potenciales del libro: tiene tendencias antisociales, es un aficionado "clavado" al juego que titula el libro (algo parecido a los treintones que pasan horas frente a una consola de videojuegos en simuladores de guerra), está ligeramente enamorado de la dueña del hotel en que se hospeda (la cual es mayor que él) y además puede darse el lujo de tomarse vacaciones de varias semanas sin aparentes problemas económicos ni laborales.

 
La segunda mitad de la novela es mucho más vertiginosa y es donde la maestría de Bolaño alcanza su esplendor. Un accidente fatal dispersa a las dos parejas. Udo es el único que permanece en el hotel tratando de encontrar la respuesta al accidente aunque en algún momento es otra su razón para permanecer ahí: Udo ha encontrado un contrincante con el cual compartir horas jugando el Tercer Reich. Su apodo es El Quemado debido a las abominables quemaduras que tiene en gran parte de su cuerpo, dejándole una apariencia temible y desagradable.

 
El Quemado se convierte en una especie del Viernes de Robinson Crusoe para Udo: es iletrado y termina por ser una especie de aborigen dentro de la historia; sin embargo tiene un talento innato para el Tercer Reich. ¿Por qué Udo permanece en España siendo que llega un momento en el que todo lo que hace es mal comer y jugar con El Quemado? Parece que en el duelo de Tercer Reich hay mucho más en juego: para El Quemado la partida es una forma de exorcizar su doloroso pasado, para Udo es encontrarse con un nuevo yo que él mismo había ignorado hasta ese momento…

 
En alguna reseña acerca de éste libro leí que si Borges hubiera escrito novelas, hubiera creado algo parecido a El Tercer Reich. Por supuesto que Bolaño no es Borges, y que no hay inteligencia alguna en el mundo capaz de bosquejar la novela que Borges hubiera escrito. Lo que sí me atrevo a afirmar, es que Borges hubiera podido crear un cuento cuyo eje gire en torno a El Tercer Reich, en torno al wargame en el cual dos entes trascendentales pudieran tener el destino de la guerra y del mundo en sus manos; insistiré de otra manera: puedo concebir a Borges escribiendo un cuento en el que el ángulo formado por el desnivel de una mesa permite que un caprichoso dado muestre una cara en lugar de otra; la cara por la cual Hitler decide romper el pacto de no agresión con los soviéticos.

Comments

Popular Posts