Mi primer Clásico

Los Clásicos se tienen que contemplar "con ojos niños". Observarlos racionalmente los reduce a un partido más (y muchas veces, a un partido más bien sobrevalorado).

Uno nunca olvida su primer Clásico. En mi caso, a principios de los 90 en el Estadio Jalisco. No se si eran "mis ojos niños" o los Clásicos eran realmente algo tan especial, pero había algo diferente en la atmósfera de aquel juego de domingo a mediodía. Una especie de esperanza compartida de que nuestro respectivo equipo se haría con la victoria, en un marco verdaderamente alegre, festivo y colorido. 
Recuerdo la emoción que me generó ver saltar al campo a los jugadores del América: Farfán, Zague, Hugo Sánchez recién llegado de España esa temporada y todavía con cierta aura de ser el super crack del fútbol mexicano, prácticamente una leyenda en activo. Hasta el amarillo del uniforme me resultaba más nítido y brillante que en la tele."Todos los aficionados merecemos vivir esto alguna vez", pensé para mis adentros, entusiasmado por la experiencia que estaba a punto de marcar en mi lista.

Recuerdo con claridad una jugada en los primeros minutos en la que Javier Aguirre (jugador de Chivas en ese momento) se llevó el balón "dominandolo" unos 7 metros, sin dejarlo caer. Fue a la altura del medio campo y por supuesto la afición (Chiva) se le entregó.  Acaso fue la jugada más técnica en la carrera del "Vasco" y lamentablemente, fue también la mejor jugada del partido, que resultó un 0 a 0 aburridísimo e infumable. No podía dar crédito que un Clásico (mi primero en vivo, además), terminará sin goles.
Todavía recuerdo que ese día por la tarde, mientras veia el resumen del juego en la tele, esperaba que Enrique Bermúdez redimiera el partido diciendo algo así como: "se reprograma el Clásico porque todos los jugadores dieron positivo a doping por consumo de somníferos". No ocurrió, y su frase al final del resumen resulto lapidaria: "Guadalajara y América: cero a cero". "Ningún aficionado merece vivir esto nunca", pensé para mis adentros. Y con esa convicción sigo.

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